Por: Julio R. Cordero
Deben ser muy pocos los dominicanos que desconocen que en Cotuí hay enterrados más de 20 millones de Onzas Troy de oro al igual que cantidades de cobre, zinc y otros minerales, cuyo valor total, al precio actual, sobrepasa la astronómica cifra de 20,000 millones de dólares, que significa un poco más que nuestra agobiante deuda externa.
Sin embargo, también son muy pocos los que conocen sobre las negociaciones que hizo el gobierno dominicano con la empresa Barrick Gold, las que culminaron con la firma de un contrato que muchos consideran lesivo para los intereses de todos nosotros.
En palabras del ingeniero Osiris de León, un conocedor del tema y quien fue el primero en dar la voz de alarma por la firma de la enmienda al contrato original, el país estaría regalando 42,000 millones de pesos, al precio actual.
En otras palabras, en medio de una crisis económica internacional, la administración del Presidente Fernández se da el lujo de ceder a unos extranjeros parte de los beneficios que legítimamente nos corresponden, mientras sigue buscando cualquier forma de hacernos pagar más impuestos.
Los analistas internacionales ya han comenzado a sugerir que en el próximo año el precio del oro podría acercarse a la barrera de los 2,000 dólares la Onza Troy, basando su análisis en varias consideraciones.
El precio máximo al que se había vendido el oro fue el que alcanzó en la década del 80, cuando, en medio de una crisis bancaria exclusivamente norteamericana muy diferente a la de hoy, se cotizó a 880 dólares la Onza Troy. Esa suma hoy día equivale, justamente, a 1,885 dólares.
El oro, que se ha estado utilizando como instrumento financiero desde hace más de 6000 años, siempre ha sido considerado como un refugio seguro en época de tormenta económica y ha ido subiendo de precio mientras el dólar, en cambio, se ha ido debilitando. Las naciones más ricas del mundo todavía se debaten buscando el instrumento monetario que pueda sustituir esta moneda en los mercados internacionales, pero, mientras no lo consiguen, el oro seguirá siendo considerado como un seguro casi paradisíaco.
Varias naciones han comenzado ya a sustituir el dólar por oro en sus reservas; tal es el caso de China, que en los últimos 6 años las ha duplicado, y la India, que acaba de comprar por 6,700 millones de dólares 220 toneladas del metal al Fondo Monetario Internacional. Sri Lanka, igualmente, anunció que seguirá ese patrón, y se espera que en pocos meses toda la región se haya contagiado.
Si China y la India siguen comprando oro, es de esperarse que suceda lo mismo que el año pasado con el precio del petróleo, que alcanzó cifras máximas.
Otro factor que puede hacer que el precio del oro siga subiendo es que, en la medida en que las naciones más poderosas están restringiendo los paraísos fiscales, que están llenos de evasores de impuestos, y les exigen a los países como Suiza que entreguen a las autoridades los nombres de personas con cuentas bancarias, éstos se refugian en el oro, que es relativamente fácil de esconder por no necesitar documentación para su compra ni para su venta.
El gobierno tiene que renegociar el contrato que aludimos, que fue firmado cundo el oro se cotizaba a apenas 300 dólares la Onza Troy, una situación muy diferente de la actual. Y debe recordar que somos una nación de gente pobre, por tanto, no se puede dar el lujo de regalar ni un sólo centavo de sus riquezas.
Como ciudadanos, los dominicanos debemos seguir apoyando la empobrecida provincia Sánchez Ramírez, no solamente en el aspecto financiero sino también en lo concerniente al cuidado de su medio ambiente.
Sin embargo, también son muy pocos los que conocen sobre las negociaciones que hizo el gobierno dominicano con la empresa Barrick Gold, las que culminaron con la firma de un contrato que muchos consideran lesivo para los intereses de todos nosotros.
En palabras del ingeniero Osiris de León, un conocedor del tema y quien fue el primero en dar la voz de alarma por la firma de la enmienda al contrato original, el país estaría regalando 42,000 millones de pesos, al precio actual.
En otras palabras, en medio de una crisis económica internacional, la administración del Presidente Fernández se da el lujo de ceder a unos extranjeros parte de los beneficios que legítimamente nos corresponden, mientras sigue buscando cualquier forma de hacernos pagar más impuestos.
Los analistas internacionales ya han comenzado a sugerir que en el próximo año el precio del oro podría acercarse a la barrera de los 2,000 dólares la Onza Troy, basando su análisis en varias consideraciones.
El precio máximo al que se había vendido el oro fue el que alcanzó en la década del 80, cuando, en medio de una crisis bancaria exclusivamente norteamericana muy diferente a la de hoy, se cotizó a 880 dólares la Onza Troy. Esa suma hoy día equivale, justamente, a 1,885 dólares.
El oro, que se ha estado utilizando como instrumento financiero desde hace más de 6000 años, siempre ha sido considerado como un refugio seguro en época de tormenta económica y ha ido subiendo de precio mientras el dólar, en cambio, se ha ido debilitando. Las naciones más ricas del mundo todavía se debaten buscando el instrumento monetario que pueda sustituir esta moneda en los mercados internacionales, pero, mientras no lo consiguen, el oro seguirá siendo considerado como un seguro casi paradisíaco.
Varias naciones han comenzado ya a sustituir el dólar por oro en sus reservas; tal es el caso de China, que en los últimos 6 años las ha duplicado, y la India, que acaba de comprar por 6,700 millones de dólares 220 toneladas del metal al Fondo Monetario Internacional. Sri Lanka, igualmente, anunció que seguirá ese patrón, y se espera que en pocos meses toda la región se haya contagiado.
Si China y la India siguen comprando oro, es de esperarse que suceda lo mismo que el año pasado con el precio del petróleo, que alcanzó cifras máximas.
Otro factor que puede hacer que el precio del oro siga subiendo es que, en la medida en que las naciones más poderosas están restringiendo los paraísos fiscales, que están llenos de evasores de impuestos, y les exigen a los países como Suiza que entreguen a las autoridades los nombres de personas con cuentas bancarias, éstos se refugian en el oro, que es relativamente fácil de esconder por no necesitar documentación para su compra ni para su venta.
El gobierno tiene que renegociar el contrato que aludimos, que fue firmado cundo el oro se cotizaba a apenas 300 dólares la Onza Troy, una situación muy diferente de la actual. Y debe recordar que somos una nación de gente pobre, por tanto, no se puede dar el lujo de regalar ni un sólo centavo de sus riquezas.
Como ciudadanos, los dominicanos debemos seguir apoyando la empobrecida provincia Sánchez Ramírez, no solamente en el aspecto financiero sino también en lo concerniente al cuidado de su medio ambiente.
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